En una mañana de domingo con una temperatura ideal el Axouxeiriños fue derrotado por 4-2 por un rival que ya le había ganado en la ida por 0-1.
El partido empezó muy bien, a los 3 minutos gol de Carballo
tras una buena jugada en la que el balón circuló con rapidez de una a otra
banda aunque al final fuera decisivo un fallo de su defensa. Poco después
Munitis tuvo la oportunidad de aumentar la diferencia en un mano a mano que se
fue por poco.
El partido transcurrió sin mucha precisión por parte de los
dos equipos y sin crear jugadas de peligro hasta que a falta de 10 minutos los
locales consiguieron el empate tras un penalti.
Con empate se llegó al descanso y estaba claro que no iba a
ganar el que más aciertos tuviese sino aquel que cometiese menos errores.
El principio de la segunda parte fue nefasto: gol en propia
puerta para el 2-1 y balón que no se consiguió despejar para el 3-1.
Lo fácil hubiese sido venirse abajo pero otro fallo de su
defensa propició que Carballo definiese bien para poner el 3-2 en el marcador y
que nuestro equipo volviese al partido. Poco después llegó la jugada que marcó
el transcurso del partido; penalti claro a Carballo que Carlos tira fuera.
A partir de ahí ellos aumentaron la intensidad (y la brusquedad)
en la presión y aunque se jugó principalmente en su campo no tuvimos ocasiones
reseñables. En otra indecisión en defensa llegó el 4-2 que dejó el partido
finiquitado.
Demasiado castigo para nosotros ya que la derrota frena una muy
buena trayectoria y el asalto a la zona noble de la clasificación
En un campo con las condiciones del de Eiroás es muy difícil
jugar con precisión ya que sus medidas no permiten tener el tiempo y el espacio
necesario para mover el balón con claridad. Los locales, lógicamente, estaban
más acostumbrados a estas circunstancias pero nosotros no perdimos la cara en
ningún momento y un empate no hubiese sorprendido a nadie. A pesar del
resultado hoy se pudo salir con la cabeza alta ya que el equipo y el banquillo nunca bajaron los
brazos y consiguió reaccionar tras el mal inicio de la segunda parte que, a la postre, resultó fundamental.
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